"Un lugar para la Familia"


“¡Como el águila dorado! ”

03.02.2013 10:38

 

Traigo a nuestro Rincón de hoy, el relato de una fábula muy ilustrativa y orientadora para cada creyente en Cristo, que el escritor Dwight Edwards hace en su libro “Cristo en Nosotros”. La misma motiva a una evaluación personal, con miras a tomar decisiones firmes en el camino de la vida cristiana…Léela  con detenimiento:
“Entre los nativos de una etnia se habla de un joven valiente que encontró un nido con huevos de águilas doradas…Decidido a divertirse un rato, tomó uno de esos huevos y lo metió en un nido de gallina…
Pasaron los días y el huevo ya incubado dio nacimiento al aguilucho bebé, este creció junto a lo pollitos que prácticamente nacieron al mismo tiempo dentro del nido. Creyendo ser igual a todos los que le rodeaban, adquirió la misma manera de comportarse que sus hermanitos adoptivos. Cloqueaba y cacareaba escarbando en la tierra en busca de semillas e insectos para alimentarse. Nunca se elevó más de unos pocos centímetros  del suelo, considerando que los pollitos son incapaces de volar a mayor altura.
 
Los años pasaron. Un día el ya joven águila estaba caminando junto a uno de los mayores de sus hermanos pollitos, cuando una sombra voluminosa se desplazó sobre ellos con mucha velocidad. Ambos subieron su mirada y vieron en lo alto del cielo una bella figura que planeaba entre las corrientes del viento. El joven águila dijo con mucha emoción: «“¡Qué bello pájaro!”», su hermano mayor pollito le respondió: «¡Es un águila dorado,…Es el rey del aire. Ninguna otra ave puede compararse con él! »…y agregó mirando a su hermano adoptivo: «¡Pero ni lo pienses ; jamás podrás ser igual a él! »
Volvieron a su habitual búsqueda de comida escarbando en la tierra. De hecho, el joven águila mutado, nunca más volvió a recordar aquello que vio…De acuerdo con la fábula, murió tal como vivió, sin haberse elevado jamás por encima de los límites del vuelo de un pollito”.
 
Lo trágico es que esta misma historia se repite con mucha frecuencia en las vidas de creyentes… Como águilas, fuimos creados y redimidos para elevarnos con alas divinas.
 
Nuestro llamado súper especial  consiste en inhalar  profundamente el aire puro y limpio de las alturas  en el conocimiento  cada vez más íntimo con Dios, experimentar la emoción de una adoración ilimitada e inagotable, y abandonarnos  a la gran aventura de luchar por el Reino de Dios en este mundo cuyo sistema está en decadencia y aislado del creador.
Este es el diseño divino para nosotros, y es por esa razón que no podemos sentirnos satisfechos con ninguna otra cosa. Es imposible encontrar  la completa plenitud  de nuestra alma  mientras escarbamos entre modos de vida carnal  o mediocridad espiritual…¡Fuimos creados y plenamente equipados al momento de nuestro encuentro personal con Cristo y nuestra  conversión a Él para elevarnos bien alto como el águila dorado.
 
 

 

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