"Un lugar para la Familia"


Cuando nos alejamos de Dios

19.01.2013 09:22

Al igual que el padre del hijo pródigo, nuestro Padre celestial no nos obligará a permanecer con Él. Si no hacemos caso a la dirección de su Santo Espíritu e insistimos en seguir la senda del pecado, Él dejará que lo hagamos. Al examinar esta parábola, aprendemos lo que sucede cuando nos alejamos del plan de Dios.
Nuestro compañerismo con Dios es afectado seriamente. El hijo rebelde no tuvo más contacto con su padre; la relación entre ellos había dejado de ser importante para ese hijo. Si nos extraviamos y hacemos de nosotros mismos una prioridad mayor que la del Señor, también experimentaremos una desconexión con nuestro Padre celestial. Como cristianos, no podemos apartarnos de la senda sin cerrar primero nuestra mente y nuestro corazón a Dios.
Nuestros recursos —de tiempo, talentos y bienes— son dilapidados. El hijo derrochó su dinero en cosas frívolas, y terminó peor que los siervos de la casa de su padre. Dios nos ha dado dones espirituales y recursos materiales para construir su reino, y su Espíritu para guiarnos. Seguir nuestros propios planes malbarata lo que Él nos ha dado.
Nuestras necesidades más grandes no son satisfechas. Perseguir sueños que están fuera de los propósitos de Dios, conduce a la infelicidad. Solo en Cristo podemos encontrar verdadera satisfacción.
Si vivimos separados de Dios, nos vencerá el desaliento. Las malas decisiones pueden causar sentimientos de pesar para toda la vida, pero estos no tienen que dictar nuestro futuro. El Padre celestial nos dará la bienvenida con gran gozo y amor si nos arrepentimos y nos volvemos a Él. Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
LUCAS 15:21-32 (NVI)
»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo.”22 Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.23 Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. 24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que empezaron a hacer fiesta.
25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile. 26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. 27 “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu papá ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo.”28 Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera. 
29 Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos! 30 ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!”
31 »“Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” »
                                         Tomado de  enContacto.org
                                                        Adaptado por Glenda Labrador
 

 

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