«Culpas Falsas»

          No hay nada más obstinado que nuestra verdadera personalidad desobediente  e independiente,  ese espíritu de anarquía que viene desde la caída en el Edén…y que ha convertido al ser humano en un “Dictador” de sí mismo.

Consciente e inconscientemente el ser humano no cristiano  (¡y a veces el cristiano!) busca justificar sus actos malos con aparente motivos buenos.   

        Detrás de toda guerra, toda agresión o toda revolución hay una especie de  manto piadoso de justificación humana… Se le puede llamar reivindicaciones sociales, o llamarse ejercicio del derecho, o llamarse como se te ocurra, en el fondo no es más que una falsa culpa que oculta la verdadera culpabilidad: ¡REBELDÍA y DESOBEDIENCIA A DIOS!.

        El ser humano es capaz de confesar pequeñas faltas, aparentes faltas, y tomar culpabilidad de pequeños defectos, pero todo ello no es más que una fachada para que nadie le obligue a confesar que es un pecador, un agresor a Dios y un desobediente a las leyes morales y espirituales.

      Con pequeñas culpas falsas ocultamos las grandes y verdaderas culpas…Y este riesgo no escapa del creyente, quien puede confesar públicamente, a veces entre lágrimas, algunos pequeños pecados comprensivos y perdonables, que ocultan los verdaderos pecados incomprensivos y bochornosos.

       Pero nunca podemos olvidar que Dios jamás perdona culpas falsas. Únicamente las verdaderas, las que se confiesan y se abandonan.

       Y ESTOS CRISTIANOS SON LOS QUE CONOCEN A DIOS...