¡Feliz Aniversario iglesia ACyM el Viñedo!

Dice el Pastor M.A Palomino en una sección de la actualización del Libro de Benjamín Simpson “El Evangelio Cuádruple”,  que la proliferación de muchos movimientos propagando nuevas enseñanzas y doctrinas de la misma manera que sucede hoy en día en nuestra región, fue también parte del escenario religioso de fines del siglo XIX en los Estados Unidos. Había conferencias proféticas apocalípticas, sanadores divinos congregando a cientos de personas, predicadores ambulantes, retiros cristianos profundos, movimientos independientes etc. El genio de Simpson estuvo en reunir las tendencias más solidas y bíblicas y las resumió en el Evangelio Cuádruple: Cristo Nuestro Salvador – Santificador – Sanador y Rey venidero. Su convicción fue que esta cuádruple formulación era clave para entender  que el objetivo central  del creyente es la evangelización, que la santificación es el punto de partida  para cumplir con este objetivo, que la sanidad es el anticipo de lo que será el cuerpo  glorificado que tendremos en la gloria y que la segunda venida es la esperanza bienaventurada que nos motiva e impulsa a vivir como extranjeros en esta tierra hasta que el Señor venga por su iglesia.

 

Simpson a lo largo de su ministerio recalco  la Misión de la Alianza  como lo refleja uno de sus escritos en 1889: “Nuestra misión No es resaltar o elogiar a persona alguna, ni defender alguna nueva teología. Nuestra misión es: Primero. Predicar a Cristo en toda su plenitud, Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Segundo. Guiar a los hijos de Dios a conocer su herencia  de privilegios y bendiciones para el espíritu, alma y cuerpo. Tercero. Testificar  de la inminente venida  de nuestro Señor Jesucristo como nuestro Rey Milenial. Y Finalmente  animar al pueblo de Dios  a hacer el trabajo que se ha descuidado con la gente que no conoce a Cristo, en nuestro país y fuera de él”.

 

Ha sido un mensaje simple pero profundo a la vez del Evangelio Cuádruple. Graficado en el logo que identifica a la Alianza. Fue en 1974, luego de permanecer como un movimiento misionero por casi 90 años que la ACyM oficialmente paso a ser una denominación pero manteniendo su vista sobre las misiones foráneas.