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La salvación es obra de Dios

16.02.2013 14:05

 

Cuando una persona recurre a Dios y busca perdón en Jesús, sus pecados son quitados, es limpio, su comunión es restaurada y es hecho una nueva criatura   (2 Co 5:17); y todo esto, es la obra de Dios; no la del hombre.
La Biblia tiene una frase que describe al no cristiano. 1ª Corintios 2:14 describe a esta persona como “hombre natural”: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
Es el Espíritu Santo quien convence al pecador de pecados; “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.  De pecado, por cuanto no creen en mí;” (Jn 16:8-9) La obra del Espíritu Santo es importante en la salvación. El Espíritu Santo obra en dos clases de personas al momento de testificar: los salvos y los no salvos. En los salvos, Él habita en ellos (Ro 8:119), enseña (Jn 14:26), unge (1 Jn 2:27), guía (Jn 16:13) y santifica (1 P 1:2). Sin el Espíritu Santo seríamos como barcos sin timón, incapaces de vivir como cristianos y ciertamente, incapaces de testificar efectivamente.
En la persona que no es salva, Él convence de pecado (Juan 16:8-9: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.  De pecado, por cuanto no creen en mí;”). Los pecadores vienen a Jesús para que sus pecados sean limpios. Esto lo hacen después que han descubierto que son culpables delante de Dios. Esto, es también obra del Espíritu Santo.
Debido a que el hombre está separado de Dios a causa del pecado (Is 59:2), el Espíritu Santo usa las Escrituras para convencerlo de su pecaminosidad, de su necesidad de salvación y lo convierte a través de Su Palabra. Cuando un hombre o mujer naturales es consciente de su condición pecaminosa, entonces, el mensaje de liberación del evangelio del pecado es predicado y se hace efectivo.
El pecado hace dos cosas: ofende a Dios y mata al hombre. ¿Cómo? Ofende a Dios porque es Su Ley la que hemos quebrantado: y nos mata, porque esa es la naturaleza de la Ley. ¿Alguna vez ha escuchado de alguna ley sin castigo? Una ley que no castigue, es simplemente un desacierto. Debido a que Dios es justo y las leyes requieren de castigo, Dios debe entonces, castigar a la persona que quebranta Su ley. Pero este, no es el fin de la historia. Dios es también misericordioso y piadoso. Su justicia, la que merecíamos, cayó sobre Él mismo en la cruz. Su misericordia cayó sobre nosotros, por gracia a través de la fe, la justicia es lo que merecemos, la misericordia no obtenemos lo que merecemos y la gracia, es obtener lo que no merecemos.
Aun cuando no somos dignos de salvación, Él nos salvó. Y lo hizo no por lo que somos, sino por lo que Él es, Dios es amor (1 Jn 4:16). Dios es santo (1 P 1:16). Dios es bueno (Sal 34:8). Nunca podremos sondear Sus juicios y Sus caminos (Ro 11:33). Nunca podremos, por medio de nuestros esfuerzos, alcanzarlo. Sólo nos queda una cosa por hacer. Debemos adorarlo, amarlo y servirle. Él solo merece la gloria y la honra. ¡Bendito sea Su nombre!
 
Tomado de  www.miapic.com
 Adaptado por Alejandro Soto
 

 

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