"Un lugar para la Familia"


¡NO LO OLVIDES!

04.05.2011 19:42

 La Biblia es muy definida y clara al advertirnos sobre la necesidad, por nuestro bien espiritual, de evitar participar en pecados ajenos. “No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.” I Timoteo 5:22.

Así como no permitirnos el riesgo de ser contaminados por las raíces de amargura de otros. “Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;” Hebreos 12:15.

Que son producto de rencores, del orgullo, del no perdonar, del hacer juicios, del trasfondo de vidas maltratadas, de la codicia, de la envidia, de heridas no curadas.

 

Todos estos casos tienen solución en la gracia de Dios, no vale la pena vivir así, ni menos ser factor contaminante en el cuerpo de Cristo... Sí vale la pena vivir en paz, perdonar, aceptar la sanidad que otorga el Señor, buscar ser transformados, humillarnos, apartarnos para que Dios obre y sobre todo amar a los de la familia de la fe. Como nos dice I Juan 5:1-2 “Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a sus hijos. Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios”.   Si nuestras cuentas con Dios no están claras no podremos perdonar a otros y mucho menos amarlos.

 

Y no te olvides que: “Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos. Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios. Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.”  I Pedro 5:15-17.

Tampoco olvides que cuando alguien te haga comentarios negativos y dañinos (ciertos o no) sobre la vida y testimonio de otros en su ausencia, pídele repetir sus palabras en presencia del afectado para darle credibilidad y así harás una obra de amor y justicia, habrás cuidado a tu hermano de las malas intenciones y de la envidia, y  podrás ayudarlo en su falta si resulta ser verdad. Si practicamos esto veremos la obra de Dios en nuestras vidas personales y en la  de la iglesia.

¡No lo olvides!.

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