"Un lugar para la Familia"


¡Ten compasión!

28.09.2012 14:45

 

A veces vivimos en medio de un pueblo cristiano que no conoce o no utiliza la palabra compasión. Estamos tan acostumbrados a ser duros con las personas, a darle la espalda a los que pecan y son descubiertos, a “desechar” a aquellos que ya no nos son útiles, que convertimos el cristianismo, sin darnos cuenta, en un “club exclusivo para perfectos”.

Yo no soy perfecto, pero si soy perdonado, estoy siendo transformado cada día de mi vida y esa obra que Dios comenzó cuando le abrí mi corazón terminará el día en el que Él venga por nosotros.

Siendo sincero a mi me costo mucho poner en practica la palabra compasión, crecí en un ambiente cristiano en donde me exigían que fuera perfecto en todo, en mi manera de vestir, de hablar, de comportarme y hasta de peinarme el cabello, era una insistencia tal que al ver que otros no cumplían con dichos requisitos tendía a pensar que no eran cristianos o que no habían tenido un encuentro real con Dios.

A veces con nuestros inventos sobre la vida cristiana lo único que hacemos es cerrarle la puerta a las personas para que conozcan de Jesús, ya que al inventar un “modelo” tan elevado de vida cristiana lo único que hacemos es que la gente se de cuenta que no podrá llegar a “ese nivel” que predicamos y con ello lo que la gente hace, lejos de acercase a Dios, es alejarse y darse cuenta que no puede pertenecer a ese grupo de personas “súper perfectas”.

Yo predico un evangelio no para los perfectos, sino para los que no lo somos, para aquellos que reconocemos que necesitamos de Dios cada día, para aquellos que reconocemos que cada día es una oportunidad más para intentar agradar a Dios y que si en algún momento fallamos, tenemos gracias a su misericordia, la oportunidad de reivindicarnos e intentar ser mejores para Él. Pero esa intención solo puede nacer de un corazón que es agradecido y que ama al Señor, no por una imposición, ni por una amenaza, sino por una decisión que proviene del darse cuenta de lo que Dios ha hecho, está haciendo y hará en nuestra vida.

¿Cómo estás tratando a los que les es difícil agradar a Dios?, ¿Estás desechando a los que pecan?, ¿Le das la espalda a los que fallan?, ¿Cómo son tus actitudes hacia esa clase de personas que no llenan el “Standard” que tu necesitas?, ¿Los ignoras?, ¿Los desprecias?, ¿Les cierras las puertas?

Al leer la Biblia deberíamos tomar ejemplo de nuestro Señor Jesucristo en cuanto a su compasión hacia las personas: “Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.” Mateo 9:36

“Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.” Mateo 14:14

“Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.” Mateo 15:32

Si queremos vivir y reflejar un verdadero evangelio tenemos que tener compasión de la gente, no hablo de ignorar el pecado o de acariciarlo, ni mucho menos de felicitar a los que fallan, hablo de compresión, de amor, de ayuda, de restauración.

 

Hay un consejo que el Apóstol Pablo da a los Gálatas que deberíamos tener muy presente a la hora de juzgar o querer reprender las acciones de otros, el Apóstol Pablo aconsejó lo siguiente: “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad. Gálatas 6:1-5

Si ves a alguien que ha caído, no lo pisotees ni lo ignores, detente, extiende tu mano, levántalo, ayúdalo a curar sus heridas y llévalo nuevamente a la cruz del calvario para que Cristo pueda restaurar esa vida nuevamente y por completo, entonces allí comenzaras a hacer lo que Dios quiere que hagamos nosotros sus hijos, pues somos hermanos e hijos de un mismo Padre, tratémonos y vivamos como tales.

—————

Volver